Cuando los párpados se humedecieron de
lágrimas comprendí que él arrojaría su llanto a orillas del mar,
a escondidas de sonrisas imprudentes, siempre intentando convencer
aquel maravilloso drama, aquellas mentes silenciosas, aquel grito de
casacada, aquel susurro de charco, esos brotes de armonía que
contemplaba con tanta pasión en frontera. En poema de nadie está la
soledad que a corre en sangre fría, que salta enormes precipicios y
acaba en prosa.
Para nunca entender el poderoso drama
de mi felicidad junto a ti, para explicar todo motivo.
Jamás, JAMÁS la oportunidad.
Estúpido día en el que me quise
acordar de tu olor, de tu mirada, esos ojos purpurina, aquella
inmensa frangancia llena de ritmo que despertaba cierta curiosidad en
poesía.
Siempre creeré que, el verdadero amor
perdona.
Con el alma,
Lug
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